El siervo y la honra

…eres de linaje limpio / más que el sol, pero villano…

Brueghel el Viejo, ‘The Harvesters’

Siguiendo el modelo de la época (como harán otros autores contemporáneos como Tirso de Molina y Cervantes, siendo este último el más famoso) Calderón reflejará también de manera satirizada esa imagen que gustaba tanto en su tiempo del hidalgo-caballero y el siervo-escudero.

Si bien esta imagen cómica se nos mostrará en la relación entre Don Mendo (hidalgo) y Nuño (criado) y que ya hemos tratado anteriormente, también tendremos ocasión de ver (y son los personajes más importantes de la obra en tanto que los acontecimientos giran en torno a ellos) cómo también dentro de los villanos o siervos había distintos grados.

Aquí veremos retratado, de manera más cruda, el tema de la honra, siendo este el elemento más importante de toda la obra. Es así que tenemos a Pedro Crespo, labrador, cristiano viejo y un hombre que, aunque humilde, posee cierta riqueza y notoriedad como para llegar a ser elegido alcalde al final de la historia y ser recompensando con el puesto vitalicio por el rey Felipe II (… sólo vos a la justicia / tanto supierais honrar …). Es en casa de estos villanos, por poseer el patrimonio más rico del pueblo, donde deciden hospedarse los capitanes del ejército que marcha a Portugal, como era deber y obligación de ofrecer techo y comida por parte de las gentes de los territorios por los que pasaban.

Estos personajes se constituirán por alteridad con su opuesto, el hidalgo y demás nobles, si bien, como ellos, tendrán sus propios códigos de honor y su propia honra. Donde teníamos al hidalgo exento de pagar rentas, de trabajar, normalmente letrados y alfabetizados, por contraposición aquí tendremos a gente con su propia cultura popular, si bien las fronteras de una y otra nunca estaban del todo claras, que vivía de su trabajo, pagaba rentas y era habitualmente analfabeta. Estas gentes constituían la mayor parte de la población, entre pecheros, pequeños propietarios, siervos, que sustentaba a los otros dos estamentos pues, no lo hemos de olvidar, la Edad Moderna seguía siendo, pese a su complejidad y el surgimiento de nuevas gentes a caballo entre un estamento y otro, una sociedad de origen medieval con estratos sociales muy rígidos e inamovibles.


… ¡Qué importará, si está muerto / mi honor, el quedar yo vivo! …

El tema de la violación, momento crítico de la obra, no tendrá tanta importancia en cuanto a la violación misma (aunque de forma evidente sí tendrá importancia para Isabel, la hija) como por ser una ofensa para el honor. El honor familiar es lo más importante y lo que a toda costa se ha de mantener intacto. La violación, en cuanto ruptura de esa línea y que trastoca la honra, es lo que desata todos los hechos posteriores; el cuerpo físico de la hija no importa más que como extensión de la propia honra familiar. Es por ello que la mayor preocupación de Isabel tras los hechos será lo que pueda pensar su padre (… no me atreveré, señor / a contarte mis desdichas / a referirte mis penas; / porque si una vez te miras / con manos y sin honor / me darán muerte tus iras…). Sin embargo, tras el largo discurso de súplica de su hija, el padre se apiadará y no pagará con ella las culpas (lo que hace ver también como Calderón la exime de daño) teniendo el punto álgido del mismo cuando en su triste discurso afirme que querer sin el alma, una hermosura ofendida / es querer a una mujer / hermosa, pero no viva.

Este sentimiento del honor hará que ambos, tanto el padre como el hijo, busquen venganza contra el capitán que la ultrajó. El primero tratará primeramente de ofrecer una salida al capitán pidiéndole (y suplicándole) que se case con su hija (… restaurad una opinión/ que habéis quitado. No creo / que desluzcáis vuestro honor / porque los merecimientos / que vuestros hijos, señor / perdiesen por ser mis nietos / ganarán con más ventaja / señor, por ser hijos vuestros …). Aquí vemos un claro ejemplo de cómo era habitual recuperar el honor perdido solicitando que el que había causado el agravio compensara a la familia casándose con la hija (y más siendo un hombre de más alto nivel que, como Pedro Crespo le dice, ganarán con más ventaja / señor, por ser hijos vuestros). Sin embargo, el capitán no accederá, por lo que el padre lo encerrará y ejecutará como potestad que tiene al haber sido nombrado alcalde. No obstante, esto no será compartido por Don Lope de Figueroa ya que don Pedro Crespo es villano y civil, no militar, y debe ser juzgado por el tribunal militar, opinión que compartirá el capitán ajusticiado (… sobre mí no habéis tenido / jurisdicción: el consejo / de guerra enviará por mí …). Sin embargo, saldrá del aprieto cuando su decisión sea confirmada por el rey. El hermano, por contra, tratará de vengarse por la espada, cosa que no logrará ante la imposibilidad de enfrentar a todo el grupo de soldados.

Finalmente, con la aparición del rey, que verá con buenos ojos la acción de Pedro Crespo, la venganza al haber ejecutado al que había mancillado el honor familiar hará que la honra quede restablecida, pero no así la hija, que será llevada a un convento para expirar su culpa.

… al Rey, la hacienda y la vida / se ha de dar; pero el honor / es patrimonio del alma / y el alma es sólo de Dios …

Jean-François Millet, ‘Pastora con su rebaño’

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