
Sin lugar a dudas el hidalgo más famoso y conocido por todos es aquel don Quijote de Cervantes, ese caballero atemporal que, por no necesitar del trabajo para la subsistencia, tenía tiempo para reunir una considerable biblioteca con sus libros de caballerías y pasar las horas muertas leyendo. ¿Pero qué era exactamente un hidalgo?
Hidalgo o hijodalgo es la contracción de «hijo de algo». Hace alusión a aquel individuo que, bien él o bien algún antepasado suyo se había distinguido, en los tiempos medievales, en alguna acción de guerra o en alguna otra forma de favor a su rey, pues esto no lo podemos olvidar, era un título que otorgaba única y exclusivamente el monarca. Por tanto, les era concedido un título nobiliario y pasaban a formar parte del estamento privilegiado, la mayoría como baja nobleza y muchos de ellos terminando hundidos en la miseria, pero nobleza al fin y al cabo. Por ello, en una sociedad de estamentos firmes e inamovibles, pese a la pobreza acuciante ya entrado el siglo XVI (no olvidemos a nuestro caballero manchego) podían no obstante mantener tierras, percibir rentas y estar exentos del pago de tributos gracias a sus títulos. Eran más corrientes en el norte peninsular, donde la tierra estaba distribuida en pequeñas parcelas y donde la tradición estaba más arraigada que en el sur, donde primaba el latifundio y los grandes territorios de grandes señores como el duque de Osuna.
…y no te espante; / que si no alojan, señor / en casa de hidalgos a nadie / ¿por qué piensas que es? / Porque no se mueran de hambre…
En la escena IV de la obra que nos ocupa podemos ver una breve pero ilustradora conversación entre don Mendo, un hidalgo, y Nuño, su criado. Tendremos ocasión de analizar la figura del criado. Centrémonos brevemente en don Mendo. La actitud de este para con su criado es de condescendencia, tratándolo como ignorante cuando le dice que «de filosofía no sabes». Esta «filosofía», que hace alusión a las letras (y por tanto al mundo letrado) muestra una clara distinción entre ese universo de la nobleza y del libro impreso y del campesino, el pechero, que sólo se comunica, como Sancho, a través de refranes y frases hechas, manifestación característica de la cultura popular.
…es propio/ de los que sirven, refranes…
A su vez, don Mendo se vanagloria de su linaje y de su posición de hidalgo, puesto que «porque yo no me dejara / engendrar, aunque él porfiase / si no fuera de un hidalgo / en el vientre de mi madre». Su intención de no haber nacido si no hubiera sido por medio de un hidalgo, su padre, aunque llena de un orgullo inocente, es firme. La pobreza pasa a segundo plano ante el honor que conlleva tener sangre y títulos ya que, como vimos, esto llevaba implícito ciertos privilegios que se heredaban. Esta herencia se ve en el comentario que, a modo de burla, le profiere Nuño cuando a raíz de una mujer que don Mendo pretende este le dice «Pues con eso tú y su padre / remediaréis de una vez / entrambas necesidades: / tú comerás, y el hará / hidalgos sus nietos».
Bibliografía
○ Sánchez de la Torre, Ángel, «Significación histórica de la hidalguía» , Hidalguía: la revista de geneaología, nobleza y armas, Nº 354 (2012), pp: 597 – 611